ESCLAVITUD URBANA

ESCLAVITUD URBANA
Esclavos castigados

Wednesday, January 26, 2011

LA ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD

 

La abolición de la esclavitud tiene origen en un decreto dictado por Echenique, en plena guerra civil contra Castilla, a través del cual ofrecía la libertad a los esclavos que se incorporen a su ejército. Enterado de ello, Ramón Castilla a través de un decreto dictado en Huancayo el 5 de diciembre de 1854, proclamó la abolición definitiva de la esclavitud a nivel nacional y decretó además que todo hombre que pise suelo peruano era libre. El decreto de Castilla prometió también indemnizaciones para los amos. Como vemos, la manumisión de la esclavitud y la abolición del tributo fueron estratégicos para el triunfo de Castilla sobre Echenique. 

Friday, January 07, 2011

PALENQUE


Según Joan Coromines Vigneaux filólogo español autor del Diccionario Crítico etimológico castellano e hispánico, el término palenque fue empleado desde el siglo XIII para designar los palos de madera que sirvieron para cercar un terreno  o estacada de madera para la defensa de un puerto.


Fue durante la invasión colonial española a América y con la llegada de esclavos africanos, que este termino cambió para también designar aquellos refugios o guaridas donde los cimarrones (negros prófugos) se agrupaban para defenderse de las autoridades españolas; así también servían como campamentos desde donde se incursionaba contra aborígenes y blancos. En Venezuela se le conoció como cumbes y en Brasil como quilombos, también adquirieron otros nombres en las diversas zonas de América.

"La noción de palenque lleva a pensar en un refugio seguro, un espacio liberado de esclavitud. La idea de pensar en Lima como en un palenque proviene de la observación de la conducta de los esclavos que residían en la ciudad. Su comportamiento distaba mucho del típico de los esclavos. En medio de una población relativamente abundante, en una ciudad tugurizada, los esclavos limeños (y de otros lugares) encontraron el refugio que les permitía sobrevivir sin ceñirse estrictamente a las condiciones esclavistas. No dejaban de ser esclavos jurídicamente, pero su proceder distaba mucho del de personas cautivas" en: UN PALENQUE LLAMADO LIMA Francisco Quiroz Chueca.

POEMA: ME GRITARON NEGRA

POEMA DE VICTORIA SANTA CRUZ

Saturday, February 23, 2008

Las cofradías

Las cofradías fueron un tipo de asociación de individuos reunidos bajo la advocación de la virgen María, Jesucristo, santos o reliquias. Estas cofradías estuvieron integradas principalmente por miembros de los gremios comerciales (pescadores, zapateros, sastres, carpinteros, etc.), aunque fueron comunes también las cofradías de mestizos, esclavos, pardos libres, criollos y hasta de españoles.

Administradas por sus mayordomos, las cofradías estuvieron avocadas a la preparación y celebración de la fiesta de su santo patrono y de su procesión en las principales fiesta de guardar del calendario católico. Pertenecer a una cofradía daba derecho a enterramiento digno en las capillas o iglesias asociadas a la cofradía. De igual manera, estas asociaciones velaban por sus miembros ayudándolos cuando alguno pasaba apuros de índole económico.

En Lima la principal cofradía fue la Archicofradia de la Veracruz, a la que pertenecían los principales hombres del virreinato peruano incluyendo el virrey. Ubicada en el Convento de Santo Domingo, esta archicofradía se encontraba bajo la advocación de una reliquia traída de España: una astilla de la Cruz de Gólgota.
fuente EDUCARED

COFRADÍA DE NEGROS
Grupo de negros esclavos o libertos, reunidos en una hermandad de tipo religioso para realizar actividades (procesiones, verbenas, oratorios…) en torno a un convento o santo de su devoción. En Lima las cofradías tuvieron mucha aceptación entre los siglos XVII y XVIII, siendo la más popular la del Señor de los Milagros. Los cofrades aportaban económicamente para el sostenimiento de la institución, asistencia en caso de enfermedad o muerte, ayuda para el matrimonio, refugio para prófugos; tenían acción activa en las festividades y eran espacios de reproducción cultural. En realidad los negros esclavos, principalmente del entorno urbano, aprovecharon este mecanismo para tejer redes y desligarse parcialmente del amo, respaldado en el poder de la Iglesia.
Al respecto hubo una serie de ordenanzas dirigidas a evitar los bailes y el uso de instrumentos de percusión. Ya en 1549 el cabildo de Lima se quejó de que sus reuniones eran sesiones para planear delitos y asaltos y una excusa para emborracharse. Se cuenta con referencias documentales sobre lo murales en los cuales retrataban su genealogía, guerras tribales, escenas del África y sobre las ceremonias para elegir a sus reyes o reinas, hacia 1670 al terminar los rezos al señor de Pachacamilla (hoy Señor de los Milagros) los negros realizaban danzas dedicadas a Zanajarí o Nyamatsamé, sus dioses buenos según la documentación encontrada.
Las mas antiguas castas que conformaron cofradías fueron las de los Guineos, Congos y Angolas. La primera cofradía se funda en 1540, siendo el apogeo de las Cofradías de negros en Lima hacia el siglo XVII; en el siglo XVIII suman dieciséis pero se encontraban prácticamente arruinadas económicamente.

Tuesday, July 04, 2006

Comercialización del Agua: El Monopolio Negro del siglo XVIII

La presencia de los aguadores en Lima es muy temprana, Prácticamente con la fundación de la ciudad hace su aparición el acto de cargar agua del río a las casas de los amos o personas importantes. Esta actividad a la postre se convertirá en un oficio de suma importancia para los esclavos, sector social que llegó a controlar exclusivamente este estratégico recurso, ejerciendo sobre esta mercancía, el agua, un derecho monopólico, amparado en las disposiciones del cabildo. Esta Institución, determinó que los negros aguadores fueran los únicos autorizados para extraer el agua de las fuentes y pilas de la ciudad con fines comerciales, teniendo que cobrar por cada viaje medio real Es a partir del siglo XVII cuando se forma legalmente el gremio de aguadores, los cuales tenían como oficio proveer de agua a la ciudad y mantener limpia la zona de extracción (pilas o fuentes). Resulta lógico que esta mercancía sea demandada principalmente por quienes podían pagar el precio fijado por la carga, españoles, criollos o extranjeros residentes en la ciudad, o a quienes su condición de, nobles, criollos acaudalados, o mestizos ricos, les impedía bajar al río, hecho que resulta humillante o simplemente de baja categoría. Por su parte, los citadinos pobres quienes no podían pagar el precio cobrado por los aguadores, se abastecían de las aguas del río (Rimac o Huatica[10]) o en algunos casos los aguadores permitían que se abasteciesen de sus fuentes. Es importante resaltar que existían casas particulares que contaban con pozos propios, además de hospitales, conventos, beaterios y colegios[11], quienes no necesitaban comprar el agua, pero esto no impedía que el aguador se sirva de estas fuentes particulares (generalmente de hospitales, conventos o iglesias), para continuar con su comercio, así los aguadores no sólo empleaban las fuentes y pilas públicas sino también se surtían de fuentes privadas, puesto que contaban con la autorización del cabildo para ello[12]. El cabildo se encargó de construir las fuentes y pilas públicas de la ciudad y se encargaba de la reparación en caso de algún percance – por ejemplo un terremoto-. A cambio de todos estos derechos, el cabildo también les impuso algunas obligaciones para con la ciudad a los aguadores. Ejemplos mostrados por el arquitecto Juan Günter nos ilustran este hecho: “todos los domingos, antes de la misa de doce, un grupo de aguadores debía pasar una capa de agua por toda la plaza mayo, para que los feligreses no mancharan sus vestidos con el polvo acumulado en la semana. De noche, era obligatorio que cada uno de los agremiados durmiera con sus cubos llenos hasta el tope: en caso de incendio, ellos harían de bomberos…” Lo cierto es, que estos aguadores tenían a su cargo la limpieza de las plazuelas en las que laboraban. Resulta importante mencionar que las iglesias o conventos junto a su plaza central, la cual llevaba una fuente o pila, forman un conjunto arquitectónico integrado y armonioso, cuyo patrón constructivo se apreciar en la gran mayoría de iglesias construidas en el Perú Colonial. Esta cercanía de la fuente a la iglesia, de la cual se surten los aguadores, es un elemento importante que nos permite explicar la formación de hermandades o cofradías entorno a las iglesias. Hacia el siglo XVIII las iglesias y las cofradías adquieren gran importancia entre los esclavos jornaleros y de manera especial entre los aguadores. A través de estas hermandades el gremio se fortalecía en la medida que podían disponer de una mayor libertad de acción y organización, alcanzar entre la plebe subordinada un mayor status, llegar a convertirse en alcalde de la cofradía era sinónimo de respeto; más aún cuanto hacia fines del siglo XVIII se evidencia una mayor población de esclavos jornaleros y el mercado laboral se estrecha, las cofradías jugaran un papel primordial para la captación de nuevos trabajadores. Las cofradías funcionaban como un ente cohesionador de intereses comunes, puede ser entendida como una organización de auxilios mutuos, bajo la advocación de algún santo o santa y dentro de la jurisdicción de una orden religiosa. Los integrantes o cofrades pertenecían a una casta en particular, aportaban económicamente para el mantenimiento de la institución, asistencia en caso de enfermedad, muerte, ayuda para el matrimonio, refugio para prófugos entre otros; tenían participación activa en las festividades y eran espacios de reproducción cultural. Esto hacía aún más compleja su organización como gremio, puesto que se abriría una caja de recaudación para la festividad del patrón como bien muestra el siguiente documento de gremios de cabildo: “….Juan de la Turre, uno de los alcaldes electos el año anterior, resiste a la entrega de las llaves del arca de la dicha cofradía (de la gloriosa santa Rosa de la Penitencia) que en su poder está, en calidad de tal alcalde siguen constitución de elle como también, el de no entregar las cuentas y propinas de veinte y cinco pesos que tienen recibidas de los individuos del gremio…..pero este Juan Turre, maliciosamente repugna su entrega formando la dicha de que de este modo no se le ha de deponer en el cargo que ejerce sin atender a los perjuicios que a la hermandad se le sigue con su mal modo de pensar; pues la referida propina se invierte en el culto y beneficio de la gloriosa santa…[13]” Como podemos apreciar a Juan la Turre, esclavo jornalero, se le hace muy difícil dejar el cargo de alcalde, podemos evidenciar de igual forma como los esclavos y negros libres jornaleros tienen un mayor acercamiento con “el urbanismo letrado” o como estudios recientes señalan la “literacidad” , en la medida que deben disponer de conocimientos procesales de tipo legal, artificios legales, para recibir justicia. A mediados del siglo XVIII, luego del terremoto de 1746, los negros (tanto manumisos como esclavos) que postulen al oficio de aguador deberán matricularse desde las parroquias[14]. Aunque cabe resaltar que esto último no era una regla general ya que este acto se podía hacer directamente a través del alcalde. En realidad las cofradías es una actividad extendia a otras castas y a distintos oficios como es el caso de los sombrereros, silleros, veleros…Como hemos visto la legislación sobre el control de aguas era bastante específico; a través de ellos el cabildo otorgó, sin pretenderlo, grandes beneficios a los aguadores o visto de otro modo los aguadores sacaron el máximo provecho a su condición. Los aguadores, aprovecharon la exclusividad comercial que tenían sobre uno de los recursos primordiales para la vida “el Agua”. En muchas ocasiones trasgreden las disposiciones del cabildo, enfrentan a la autoridad, y dejaban al libre albedrío de los agremiados el precio de la carga de agua. Este hecho se evidencia en los distintos litigios que se presentan entorno al precio del agua y que posteriormente detallaremos. La cantidad de problemas surgidos por los excesos de los aguadores, y por las quejas de los usuarios, llevó a la propia real audiencia de Lima a crear un departamento encargado exclusivamente a los problemas o litigios de aguas. Así encontramos que cuando ocurre un litigio se cuenta con tres instancias:
I) El Juez de Aguas: Quien esta encargado de examinar las posiciones de los litigantes y la causal de demanda. En muchos casos emite una veredicto; pero cuando un caso escapa a sus posibilidades de sentencia, el Juez de aguas convoca la intervención de un asesor.
II) El Asesor: es quien examinará el caso y presentará su recomendación, sobre la cual el Juez de aguas puede emitir una sentencia, de no ocurrir así, el asesor está en capacidad de convocar la participación del llamado “Procurador gremial”.
III)El procurador general: última instancia judicial en diversos litigios relacionados a los distintos gremios, su veredicto es definitivo e inapelable. Sólo en casos extremos se apela a esta instancia.
Así en los autos seguidos por Juan Villacorta, contra los negros aguadores de la cofradía de Santa Rosa por el precio del agua, observamos los siguientes pasos procesales: Juan Villacorta y Agustin Carvajal acuden al juez de aguas el 12 de noviembre de 1748, para que notifique a los negros aguadores de la cofradía de Santa Rosa que no suban el precio del agua. El 16 de octubre de 1748, el juez determinó que el aguador que suba dicho precio recibirá 50 latigazos, la notificación se hizo extensiva al alcalde del gremio de aguadores. Ante las continuas quejas por parte de los dueños de la pulpería de que los aguadores seguían aumentando el precio del agua, el Juez determina prisión para los alcaldes del gremio. Ante esta situación los aguadores argumentan que el alza del agua se debe a que el terremoto del 1746 había deteriorado sus fuentes y pilas públicas teniendo estos que hacer largos viajes para proveerse de dicha mercancía. El juez ante tal argumento solicita la participación del asesor Juan Francisco Laxo. El 31 de octubre de 1748 el asesor eleva el caso al procurador general. “…se debe dar traslado al señor procurador general de la ciudad y que se suspenda el mandato librado contra dichos aguadores…” . Posteriormente, en noviembre de 1748 el procurador determina que no se debe alterar el precio del agua por haber constatado que los motivos en los cuales se apoyan los aguadores son mentiras y que de no aceptar su resolución los aguadores que osen cobrar más de lo establecido, serán duramente castigados. En realidad los aguadores no aceptarán dicho veredicto y emplearán diferentes medios para librar esta disposición judicial, uno de estos métodos será hacer causa común y no venderán agua a aquellos usuarios que se opongan a pagar el precio sugerido por los aguadores, de esta manera no trasgreden la ley ya que solo proveen de agua a aquellos que pagan sin quejas.

Aguadores de Lima a Fines del XVIII e Inicios del Siglo XIX


1.- ASPECTOS PRELIMINARES
Ya que vamos a hablar de la ciudad de Lima a mediados del siglo XVIII y su esclavitud tenemos que observar, en principio, la dinámica de la esclavitud urbana y como es que llegaron estos negros esclavos a formar parte de distintos oficios, entre ellos el caso específico de los aguadores de Lima. Durante la colonia podemos distinguir dos tipos de esclavitud: una urbana y otra Rural. La esclavitud urbana resulta mucho más confortable para los esclavos, ya que por el hecho de limitarse su servicio al ámbito doméstico, en muchas ocasiones, los amos optaban por enviarlos a trabajar y así desentenderse de su manutención, además, en el caso de Lima, por el hecho de tener una instancia judicial a la mano, los amos se limitan en el maltrato a sus esclavos. Si bien es cierto, la condición del esclavo en la estructura social, es la inferior, este tiene ciertos derechos que deben ser asumidos por el amo, como vestirlos, alimentarlos y brindarle un espacio apropiado donde guarnecerse del frío.
Para desarrollar el tema debemos hacer una aproximación bibliográfica y así recurrir a estudios como los de Bowser Frederic (1981), Hünefelt Crhistin y sus distintas publicaciones en la Revista Histórica (1979) “Los negros de Lima:1800-1830” y especialmente el interesante trabajo de Carlos Aguirre (1993) “Agentes de su propia libertad”, el cual se presenta como uno de los estudios más completos sobre el esclavo limeño, que si bien es cierto se centra en el siglo XIX, resulta aplicable algunos de sus casos para el siglo XVIII. Este trabajo nos grafica la problemática socioeconómica de los negros esclavos, donde el autor analiza los mecanismos o medios por los cuales los esclavos alcanzan su libertad, uno de estos medios es a través del esclavo jornalero.
Entre los mecanismos empleados por los negros, y que resulta importante para tener una mejor visión del tema que vamos a tratar – Los Aguadores de Lima- encontramos lo que Carlos Aguirre llama Esclavitud a Jornal, término que había sido empleado antes por Moreno Fraginals (1983) para describir la esclavitud urbana en el caso cubano[1] y posteriormente por Klir Herbert(1986)[2]. Así en el caso peruano la esclavitud a jornal será entendida como: “La costumbre adoptada por los amos de enviar a sus esclavos a trabajar en distintos oficios, normalmente escogidos por los propios esclavos, a cambio de una suma diaria fija [3]”. Es así que el espacio laboral de un esclavo giraba en torno a los servicios: cargadores, aguadores, caleceros, repartidores de pan. En estos oficios no calificados, un esclavo debía lidiar con la plebe libre limeña. La competencia era muy grande en una ciudad con escasas posibilidades de trabajo, además, el esclavo, que ejercía algún oficio, debía entregar al amo un porcentaje de la ganancia diaria.
Lo que resulta interesante, es que, la suma diaria que se debía pagar al amo era fijada en función al precio del esclavo y no del oficio que este desempeñaba; el jornal era fijado a razón de un real diario por cada 100 pesos del valor del esclavo. Por ello, a un esclavo le interesaba que su precio fuese bajo y, más bien, tener un trabajo bien remunerado. De esta manera, podía cubrir su obligación y quedarse con la diferencia. Eventualmente, gracias a esa diferencia algunos pudieron adquirir bienes y su "libertad".Pero esta, no era una regla general, puesto que el monto del jornal estaba sujeto, muchas veces, a negociaciones entre amos y esclavos, ya que no resulta conveniente exigir al esclavo por encima de sus posibilidades pues se corría varios riesgos, entre ellos: el esclavo podía fugar, iniciar una acción judicial de variación de dominio e ir en busca de un nuevo comprador o en casos extremos optar por el suicidio[4]. Este último es el caso del negro Antonio en 1812, quien era un negro esclavo de oficio aguador, el cual debía entregar al amo un jornal de 6 reales diarios. Como su oficio no alcanzaba para pagar tanto, debía trabajar más, buscar otros empleos e inclusive endeudarse, por si fuera poco una de sus hijas enfermó gravemente desesperado Antonio optó por suicidarse[5]. Este caso nos demuestra uno de los riesgos que corría el amo al ejercer demasiada presión sobre el pago del jornal. Con este sistema, los amos buscaban asegurarse ingresos permanentes y además se desentendían de la manutención del esclavo quien debía procurarse sus propios medios de subsistencia a través del dinero ganado según el oficio que desempeñaba. Pero esto que parece tan fácil y sencillo a primera vista resulta más complejo y esta atravesado por múltiples conflictos entre amos y esclavos. En primer lugar, los esclavos jornaleros vivían por lo general, separados de sus amos, comúnmente habitaban cuartos de alquiler en los distintos barrios de la ciudad (sobre todo en callejones y ranchos), lo cual le daba una gran dosis de independencia y una mayor capacidad de movimiento. Vale decir aunque legalmente el amo seguía siendo responsable por la manutención del esclavo, el arreglo entre amo y esclavo incluía un acuerdo tácito o verbal para dejar en manos del esclavo velar por su propia manutención. Sin embargo cuando un conflicto entre ellos llegaba a los tribunales, los amos eran inevitablemente acusados de negligencia hacia sus esclavos (por no mantenerlos, vestirlos, alimentarlos y darles un techo para vivir) corriendo el riesgo de perderlo. En líneas generales, como vemos, el sistema de esclavos jornaleros tenia riesgos para ambos sectores, pero mayores eran potencialmente aquellos que afrontaba el amo, pues no existía riesgo mayor que perder al esclavo; así mismo la acción judicial desempeñaría aquí un papel fundamental en las estrategias de los esclavos[6]
En algunos textos escolares, es común encontrar la idea de que no se hizo trabajar a los esclavos en las minas por consideraciones climáticas, humanitarias o por que este no se adaptaba al sistema. Esas mismas consideraciones hubiesen impedido utilizar el trabajo de la población indígena. La verdadera razón es que el esclavo era un trabajador costoso y escaso[7], se le prefirió emplear en actividades directamente lucrativas y menos riesgosas. No cabe duda sobre la dureza del trabajo en las plantaciones. En especial, debido a que constituía un tipo de trabajo sistemático, con plazos específicos a cumplir y que el caporal se encargaba de hacerlos recordar a latigazos. Sobre todo en determinadas estaciones del año. Era el trabajo más aborrecido por el esclavo rural. Estos preferían estar en otras tareas en el campo. Pero, la opción más buscada era la residencia en la ciudad.
Igualmente interesante resulta comprobar, que a pesar del carácter que identifica a este sector, y el estrecho mercado laboral que enfrentan, se produjeron muestras de solidaridad al interior de la clase negra. Un caso que ilustra este hecho, es el caso del negro Melchor perteneciente al gremio de aguadores de “Santo Cristo”, quien intentó disminuir el jornal pagado a su ama, por que había enfermado y estuvo sin trabajar por 2 meses. Al principio la ama acepto este hecho y le redujo el jornal a 6 reales; luego este aguador repite la gestión para que la ama le reduzca el jornal a 4 reales; ante la negativa de la ama el esclavo acudió al defensor de menores y le solicitó variación de dominio, la ama aceptó, pero exigió un comprador por 400 pesos, algo que ciertamente Melchor no pudo satisfacer. A continuación Melchor fue tomado preso y colocado en una panadería, luego fue enviado a una hacienda donde lo castigaron por la osadía. Ante esto los aguadores del gremio de “Santo Cristo”, recurrieron a distintas instancias para que las autoridades intercedan por Melchor, y así fue. Gracias a sus compañeros, finalmente Melchor regresó a su oficio y no le quedó otra alternativa a la ama que disminuir el jornal a pagar[8].
Los aguadores son personajes de Lima Colonial cuyo nombre aún resulta familiar, este, era en realidad un comerciante del agua, mercancía sobre la cual ejercía derecho monopólico, puesto que sólo él tenía autorización, por parte del cabildo, de retirar este recurso con fines comerciales de las distintas fuentes y pilas de la ciudad[9]. La mano de obra empleada para este oficio, deriva del esclavo jornalero. Estos aguadores se presentan como un gremio cerrado y autónomo; constantemente se resiste a la autoridad, esto, es muy posible sea producto de su capacidad de movimiento en el entorno urbano de Lima y las libertades que sistema de esclavos jornaleros le ofrecía.
Citas
[1] “…en Cuba desde el siglo XVII se generalizó el sistema de esclavitud a jornal: los dueños de los esclavos urbanos habían descubierto que una de las formas más rentables – y menos peligrosa- consistía en poner a los esclavos ‘a ganar jornal’, ya que garantizaba un ingreso mensual en efectivo, sin tener el amo que trabajar ni hacer inversiones adicionales…” Moreno Fraginals, Herbert Kleir y Stanley Enferman, “El nivel y estructura de los precios de los esclavos de las plantaciones cubanas a mediados del siglo XVIII” en revista de historia económica Nª 1, 1983
[2] Kleir Herbert , La esclavitud africana en america latina y el caribe, Madrid, Alianza Editorial 1986.
[3] Carlos Aguirre, Agentes de su propia Libertad : los esclavos de lima y la desintegración de la esclavitud 1821-1854, Lima, Fondo editorial P.U.C., 1983, pag.135.
[4] “en ocasiones el amo debía convenir en rebajar el jornal al esclavo so pena de perderlo para siempre …” Carlos Aguirre, op.cit.pag.137
[5] El caso de Antonio, citado por Carlos Aguirre, Tambien ha sido presentado por Hünedeldt 1979 pag.31 y Flores Galindo, 1984, Pag.125

[6] Carlos Aguirre Op.Cit.pg.140

[7] Hasta fines del siglo XVIII el precio promedio de un esclavo entre 16 y 30 años que estuviera en buenas condiciones fluctuaba entre 400 y 650 pesos, era un precio muy alto si tomamos en consideración que para esa época una calesa sin caballos costaba 300 pesos. Hacia 1800 un cerdo costaba 12 pesos, un esclavo 500, una esclava 350 y una niña 80 pesos. Después de las guerras de independencia el precio mas alto era de 400 pesos y aún 200 o 300 pesos era considerado excesivo, al momento de la abolición el precio promedio en Lima para un esclavo era 333.5 pesos y para una mujer 303.7 pesos. El rango de edad que se consideraba optimo para adquirir un esclavo era entre los 20 y 25 años.

[8] AGN, RPJ. Causas Civiles Leg.Nº 515,1852.
[9] “…Los aguadores tienen gremio de este oficio, con sus alcaldes del mismo gremio y que sólo ellos son los que pueden cargar el agua del público y no otro alguno como son los cholos, indios, ni los españoles…” Causas Civiles, Leg. Nª 8, 1749.
[10] Aunque las aguas del río Huatica, que cruzaban por el centro de la capital, eran empleadas tambien como fuente de energía en el proceso de fabricación de monedas emitidas por la Casa nacional de moneda 21agosto de 1565.
[11] “…Se contaban en toda la ciudad sesenta y una pilas; diez y siete pilas y diez pilones públicos, y diez y nueve pilas en conventos y monasterios, seis en hospitales y beaterios, diez y nueve en colegios y otros establecimientos públicos, contándose además ciento setenta y siete pozos en casas particulares…” Manuel A. Fuentes, Lima Apuntes Históricos, descriptivos….1985, pag.10.
[12] Los aguadores utilizan la mayoría de fuentes y pilas de la ciudad, ya sean de hospitales, como el de Sam Bartolomé o Santa Ana o de conventos e iglesias como el de Santa Rosa o San Francisco. “…los alcaldes del gremio de aguadores de la pila del hospital de San Bartolomé, decimos que hasta el día de hoy hemos empleado el agua del hospital a favor de nuestro oficio…”AGN, Cabildos, gremios, Leg, Nª5, 1772
[13] AGN, Cabildo, gremios, Leg. Nª3 1782
[14] “….los aguadores eran matriculados en las parroquias e importaban 14 reales al gremio a través del alcalde…” Manuel A. Fuentes ,1867 op.cit,pág.182.